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La mejor iluminación para tu cocina

La iluminación es un factor muy importante en tu cocina, ¿por qué? Ya te imaginarás que no es lo mismo iluminar la zona de preparación de los ingredientes, que la destinada a secar los instrumentos de cocina. Por eso, es importante dividir el espacio en función del uso que le vas a dar. 

¿Qué aspectos debes tener en cuenta a la hora de planificar la luz?

En primer lugar, en las zonas de trabajo como la encimera, el fregadero o la placa, lo mejor es aplicar luz fría. Se llama luz fría a la iluminación con temperatura entre 4.500 y 6.000 grados Kelvin. La tonalidad de la luz fría es ideal para poder ver con precisión, lo que te facilitará las cosas a la hora de trabajar con alimentos.

No ocurre lo mismo con la iluminación de la mesa donde te sientas a comer. En este caso, lo mejor es optimizar la entrada de luz natural, pero si no tienes mucha luz natural, opta por incorporar luz cálida, con temperaturas por debajo de los 3.500 grados Kelvin. 

Un consejo para conseguir un efecto cálido en este espacio, es optar por poner una o varias lámparas de techo, pero ten en cuenta que deben colocarse a la altura adecuada para que la luz no deslumbre a los comensales.

Cuando pienses en cómo iluminarás tu cocina, no olvides tener en cuenta la iluminación general. En este caso, la iluminación debe ser uniforme y distribuirse por toda la estancia. 

Para crear una óptima  iluminación general de tu cocina, puedes situar unos focos empotrados en el techo, aunque en este caso, recuerda distribuirlos de manera adecuada, tratando de que haya al menos un foco por cada metro cuadrado. Ten en cuenta que sii los eliges con abertura focal de, al menos, 60º, conseguirás que la luz llegue a muchos más rincones de la cocina.

También puedes apostar por los conocidos como downlights. Se trata de unos focos que se diferencian de los focos tradicionales en que cuentan con una abertura focal de 120º, lo que hace que la luz tenga un alcanza aún más amplio. Si va a ser tu opción, recuerda situarlos en lugares alejados de la pared, para aprovechar al máximo su potencial.

¿Y si quieres cambiar la intensidad según el momento? En ese caso puedes jugar con la intensidad y la tonalidad de la luz, cambiando su intensidad en función de la entrada de luz natural.


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